La inversión en inmuebles suele ser atractiva incluso para los pequeños ahorradores, el motivo es que se tiende a pesar que es un negocio sencillo de entender ya que no hay claves ocultas. Tanto si la casa en cuestión es para vivir o si se trata de una inversión, a continuación vamos a analizar una serie de errores que se suelen cometer y que no está de más intentar evitar.
1º. Estar dispuesto a gastar miles de euros en comprar una vivienda, pero no valorar la inversión de 200 euros en un abogado que lea y traduzca la letra pequeña.
2º. No emplear un poco de tiempo en comprender lo que se va a firmar. Las escrituras de compraventa, concretamente, están en la notaría tres días antes y el notario, en el momento que le sea posible, ha de asesorarle y aclarar cualquier duda de manera gratuita. Además a partir de enero está previsto que las escrituras de las hipotecas de algunas entidades puedan ser consultadas también con antelación.
3º Piense usted mismo en sus propios intereses. Es un error pensar que la inmobiliaria o la entidad financiera van a defender sus derechos. Lo lógico y normal es que deseen vender el producto más rentable. Usted debe valorar si realmente le interesa sin precipitarse. Valore y reflexione cada paso.
4º. No es recomendable comprar una casa sobrepasando notablemente sus necesidades y posibilidades reales de pago.
5º Tampoco se recomienda que con tan solo una relación de noviazgo se meta de lleno en la compra e hipoteca de una vivienda. Otro error común es cuando la situación de convivencia conlleva unos hijos sin registrarse como pareja de hecho o casarse. Las situaciones referentes a los matrimonios están bien reguladas, sin embargo no es así en los casos de noviazgo. Conviene acordar unas reglas y elevarlas a escritura pública para fijar la proporción de hipoteca que pagará cada uno
6º. Pedir a los padres o familiares que avalen. Cuando el avalista es el padre en una familia con una renta media, conlleva unos riesgos ya que podría exponer la vivienda familiar y correr el riesgo de quedarse en la calle. Por no hablar de que podría arrastrar al resto de los hermanos, ya que el aval se hereda si el padre fallece. Lo ideal en estos casos es que la fianza tenga una limitación. Por ejemplo si la solvencia del que solicita el préstamo alcanza solamente para el 70%, el padre de familia puede afianzar simplemente el 30% que falta. De este modo se elimina cuando se haya amortizado tal porcentaje. Por otra parte los padres que avalan a un hijo deben hacerlo constar en el testamento e incorporar la exigencia de pago a la persona que se endeudó para que no tengan que sufrir la deuda el resto de los hermanos.
7º Sufrir una situación de dudas y para evitar perder la vivienda, simular la venta o donación del domicilio a un hijo u otro familiar. Este hecho se considera alzamiento de bienes y está considerado como un fraude.